Hola :)
soy un empresario que como tantos y tantos en todo el país está sufriendo desde hace tiempo los efectos de la famosa crisis. He tenido que despedir a gente, han dejado de pagarme clientes, me he arruinado, etc, etc... pero sigo adelante porque creo en el poder del ser humano para salir adelante ante cualquier adversidad. Y ante una crisis económica, ¡por favor! Si hemos puesto un robot en Marte, si hemos encontrado cura para miles de enfermedades, si hemos superado guerras mundiales, ¿no vamos a poder contra esto?
Como creativo en publicidad, no podía hacer otra cosa que pensar una idea para aportar mi granito de arena a este problema. Quién sabe, a lo mejor alguien lee estas palabras con los ojos, y sobre todo, con la mente abierta. Alguien que pueda ponerla en marcha.
Yo os dejo la idea y enciendo la mecha... el resto ES COSA DE TODOS.
ANTECEDENTES
Los medios de comunicación se hicieron eco a finales de 2008 del comienzo de lo que sería una caída en picado de los principales mercados mundiales. Lehman Brothers se declaraba en banca rota y la estructura financiera del mundo occidental empezó a derrumbarse como un castillo de naipes.
LA CRISIS EN ESPAÑA
Lo que parecía una crisis económica a nivel bancario terminó por salpicar a todos los segmentos del tejido empresarial, con desigual suerte en unos países que en otros.
España cayó en el lado de la balanza de aquellos que corrieron peor fortuna. El auge de su economía, basada sobre todo en la construcción, se desplomó hasta niveles insospechados. Los datos macroeconómicos arrojaban datos escalofriantes y el paro alcanzó cotas por encima de las estimaciones más alarmantes.
PARCHES
En un intento por resolver una crisis en caída libre, el gobierno español, falto de ideas, decide inyectar liquidez ofreciendo 150.000 millones de euros a la banca privada. Dinero público para la banca privada. Un sinsentido del que los bancos se aprovecharon para tapar los agujeros de un capitalismo especulativo que les llevó a la ruina.
RESULTADO
Las peores predicciones de los analistas objetivos se han cumplido. Aún cuando hay visos de esperanza y las principales potencias mundiales arrojan datos alentadores que confirman una ligera recuperación, España es, según Bruselas, el país que tardará más tiempo en salir de la crisis.
UNA PEQUEÑA IDEA PARA UNA GRAN CRISIS
Hasta aquí los antecedentes. Pero entonces, ¿quién nos sacará de la crisis? Personalmente creo que del mismo modo que el gobierno está para gestionar las arcas públicas, con mejor o peor resultado, sin embargo no está para aportar ideas.
Es cierto que para este problema no existen soluciones mágicas y que sin duda la salida de la crisis estará vinculada a enormes esfuerzos y sacrificios por parte de las clases medias, la principal masa empresarial de este país.
Pero lo bueno del papel es que lo aguanta todo. Así que aquí va una idea que, quién sabe, quizás sea una buena idea:
Sabemos que la crisis en España se ha producido principalmente por basar el crecimiento económico en el ladrillo. Eso unido a las afinidades del sector bancario con el de la construcción han producido un cóctel explosivo que ha significado la ruina del país.
Bien, muchas veces habremos oído decir aquello de “convertir los problemas en oportunidades”. Pues aquí tenemos una de esas oportunidades.
Según las estadísticas, en España sobran viviendas y sin embargo la gente joven, por la crisis y otros factores, no pueden acceder a ellas, en una interminable pescadilla que se muerde la cola.
SOLUCIÓN: REGALEMOS LAS VIVIENDAS.
¿Cómo? ¿Pero qué idea de locos es esa? ¿Y esa es la solución? Tranquilos, vayamos despacio. Recordemos que el papel lo aguanta todo y si la idea no resulta convincente, sencillamente se puede tirar a la papelera.
Veámoslo desde este punto de vista. Voy a poner el ejemplo de una pareja joven, treintañera. Como muchas de las parejas, ambos trabajan pero la suma de sus sueldos no es suficiente para pagar la hipoteca de un piso. O si lo hiciesen, lo que hipotecarían serían sus vidas.
Sin embargo nuestra pareja va a protagonizar un experimento económico innovador: el gobierno de su país le va a regalar una casa bajo algunas condiciones. Son unas condiciones sencillas pero que deben cumplirse para alcanzar nuestros objetivos de recuperación económica.
Nuestra pareja, mil eurista, como tantos españoles, suman unos ingresos mensuales netos de 2.000 euros. Si les liberamos de la carga hipotecaria, su poder adquisitivo se multiplica automáticamente.
Pero, ¿y ahora qué? Pues ahora pasamos de tener dos hipotecados a tener dos potenciales consumidores. Dos personas con 2.000 euros en el bolsillos listos para ser invertidos cada mes.
Y aquí es cuando entran las condiciones. Si nuestra pareja accede a que el gobierno le regale una vivienda, deberán realizar unos gastos controlados en establecimientos y entidades preestablecidas.
Sus gastos habituales ni más ni menos. Es decir, el gobierno no sólo emprenderá un innovador plan de vivienda sino un plan de recuperación estructurada contra la crisis.
Así, nuestra pareja seguirá un plan detallado de consumo y ahorro que les vinculará a comprar en ciertos lugares y ciertos productos, además de ahorrar cierta cantidad en ciertas entidades.
La idea es que el gobierno, manejando los datos de población, consumo, inversión, ahorro, riqueza, datos económicos empresariales y todo tipo de estadísticas, los cruce para crear una ingeniería macroeconómica que, de un modo experimental, indique a nuestra pareja dónde y qué comprar cada mes para que empiecen a crear riqueza alrededor de su zona de influencia, un barrio por ejemplo.
Parece una tontería, ¿verdad? Pero ¿y si lo extrapolamos y el experiemento lo realizamos con una población de 4.000 personas?
¿Qué influencia tendrá sobre toda esa area controlada de influencia? Es fácil saberlo. El gasto, el consumo (alimentación, decoración, vehículos, textil, ocio, etc...) y el ahorro están controlados en base a unos índices prestablecidos que nos asegurarán un crecimiento medible y controlable.
Se generará consumo, se generará empleo (empezando por toda la gente que se puede involucrar para sacar esta idea adelante, casi un Ministerio), se generará riqueza y cada familia tendrá un hogar sin vivir asfixiado por una hipoteca.
Pero, ¿cómo recupera el gobierno su inversión? Sencillo.
El “truco” radica en que las marcas que se beneficien de este plan deberán devolver al gobierno un % de cada venta que realice. ¿Y qué marca no aceptaría el trato si le aseguramos 4.000 consumidores al mes?
Lo mismo sucede con las viviendas adquiridas por el gobierno. Obtendrá un descuento suficiente para que las viviendas queden a un precio tal que se recupere la inversión con el margen del beneficio obtenido en los descuentos de las marcas que se beneficiarán del plan de reactivación.
¿Y qué constructora se va a negar a una oferta de compra de 4.000 viviendas?
El éxito radica en buscar el equilibrio entre el precio medio de la vivienda y el % de descuento que se le pueda pedir a las marcas que se apunten al plan. Por hacer números redondos.
Si una pareja mil eurista gana 24.000 euros al año, el descuento medio obtenido en las marcas del plan se marca en un 12% y el precio de compra de cada vivienda suma una cantidad total de, supongamos, 90.000 euros, obtendremos que el gobierno recuperará la inversión al cabo de 31 años. El resto de años producirán beneficio, más aún si la vivienda pasa a una nueva pareja una vez amortizada la inversión.
Se podría conseguir algo que es muy necesario, además de dinamizar la economía y combatir la crisis, que es ir desviando una parte importante del PIB (que lleva años anclado en el sector inmobiliario) hacia otros sectores. Por otro lado, normalizaría el acceso a la vivienda (actualmente algo de locos) favorecería la emancipación (hay políticas activas que lo intentan sin mucho éxito) etc, etc.
Y antes de deshechar la idea por descabellada. Opción 2: ¿Y si en vez de regalar los pisos se alquilan a razón de 100 o 200 euros al mes? Entonces:
Utilizaríamos todo ese parque de viviendas vacías y en sotck para alquilarlas por lo mínimo que se pueda: 100 ó 200 euros. No es regalado pero sigue liberando una cantidad enorme de capital en las familias, creando consumidores en potencia, reactivando el mercado. La forma en la que se distribuye el dinero que les sobra a las familias podría dejarse a su elección en total libertad. Es evidente que repercutirá de forma directa en el consumo, pero sin la dirección desde la administración.
Por otro lado, también repercutirá sobre el ahorro y la inversión. Y ahí sí se puede tener más control por parte del Estado.
¿Cómo podría el Estado recuperar la inversión?
Consumo.
Sin tomar ninguna medida, se incrementaría el montante de ingresos del Estado, sabiendo que al incrementarse el consumo, el turismo, el ocio y demás actividades, el Estado recaudará más mediante los impuesto que ya existen.
Ahorro e Inversión.
La idea sería “obligar” a parte de los afortunados alquiladores a invertir una cantidad en alguno de los mecanismos de ahorro existentes por parte del Estado. La cantidad y la “obligación” vendrían dadas por el nivel de renta de los alquiladores.
La inversión se podría hacer en la propia administración (en el Tesoro) o en entidades privadas (Bancos y Cajas). En cualquiera de las dos opciones, el beneficio saldría de la disponibilidad de capital, sea lo que sea lo que hacen las entidades con ese capital. El Tesoro es beneficio directo a la administración, y los bancos y cajas tendrían que “devolver” al Estado un porcentaje de sus beneficios, o destinarlos a proyectos de carácter social.
En todo esto hay un aspecto positivo: las familias no están realmente pagando un extra por el alquiler, están invirtiendo o ahorrando. Es decir, ese capital les va a generar un beneficio a medio o largo plazo, o les puede servir para otros proyectos de ahorro como un plan de jubilación.
Progresividad
Un aspecto importante a tener en cuenta es que las rentas no son iguales y los impuestos tampoco deben serlos. Por ejemplo, el IRPF tiene tramos con distintos porcentajes impositivos el función del nivel de renta del contribuyente (desde el 2% que es el mínimo, hasta el 43% que pagan los que más)
En este caso habría que buscar una fórmula para que el sistema implicara progresividad. Por ejemplo:
Rentas bajas. Alquiler sin ninguna obligación.
Rentas medias. Alquiler más inversión/ahorro (nivel básico).
Rentas altas. Alquiler más inversión/ahorro (nivel medio) más responsabilidad social (invertir en proyectos sociales).
Responsabilidad Social
Los proyectos sociales son una forma para que los arrendadores con rentas altas (y los bancos y cajas que reciban las inversiones) “devuelvan” parte de lo que están recibiendo. La idea básica es que ese capital destinado a proyectos sociales, libere al Estado de parte de lo que actualmente le cuesta sufragar esos proyectos.
Por ejemplo puede servir para cubrir parte de lo que se invierte en cooperación al desarrollo, lo que se destina a ONGs, presupuestos relacionados con la Ley de Dependencia, o incluso que sirva para “alimentar” el propio sistema de alquileres (que sirva para costear el gasto de mantener el sistema del parque público de viviendas)
Al final tenemos cuatro elementos: Particulares y familias, Estado, Bancos y Cajas y Entidades sociales. Lo que hace que el sistema de alquileres dinamice la economía desde distintos ángulos y desplace el negocio del mercado inmobiliario (tan protagonista de la crisis) a otros sectores y ámbitos económicos.
¿El plan es complicado? Sí.
¿Supone un esfuerzo? Sí.
¿Puede ser un éxito? Rotundamente sí. Sí, el plan es utópico y difícil, pero es posible. La idea es que el proyecto se haga eco fuera de Internet y abra las mentes de los que tienen poder de decisión para usar la imaginación y encontrar soluciones creativas para afrontar la crisis.
Sólo hay que desarrollarlo. Primero en papel claro, que lo aguanta todo.
Por último quería agradecer la colaboración de mi amigo Federico Campos por sus comentarios y aportaciones. Sin ellas esta idea no habría sido posible.
Si quieres ayudar a difundir esta idea, puedes hacerte fan del grupo en Facebook haciendo clic aquí
Gracias a todos los que se han tomado el tiempo y la molestia de leer este blog :)
Sin tomar ninguna medida, se incrementaría el montante de ingresos del Estado, sabiendo que al incrementarse el consumo, el turismo, el ocio y demás actividades, el Estado recaudará más mediante los impuesto que ya existen.
Ahorro e Inversión.
La idea sería “obligar” a parte de los afortunados alquiladores a invertir una cantidad en alguno de los mecanismos de ahorro existentes por parte del Estado. La cantidad y la “obligación” vendrían dadas por el nivel de renta de los alquiladores.
La inversión se podría hacer en la propia administración (en el Tesoro) o en entidades privadas (Bancos y Cajas). En cualquiera de las dos opciones, el beneficio saldría de la disponibilidad de capital, sea lo que sea lo que hacen las entidades con ese capital. El Tesoro es beneficio directo a la administración, y los bancos y cajas tendrían que “devolver” al Estado un porcentaje de sus beneficios, o destinarlos a proyectos de carácter social.
En todo esto hay un aspecto positivo: las familias no están realmente pagando un extra por el alquiler, están invirtiendo o ahorrando. Es decir, ese capital les va a generar un beneficio a medio o largo plazo, o les puede servir para otros proyectos de ahorro como un plan de jubilación.
Progresividad
Un aspecto importante a tener en cuenta es que las rentas no son iguales y los impuestos tampoco deben serlos. Por ejemplo, el IRPF tiene tramos con distintos porcentajes impositivos el función del nivel de renta del contribuyente (desde el 2% que es el mínimo, hasta el 43% que pagan los que más)
En este caso habría que buscar una fórmula para que el sistema implicara progresividad. Por ejemplo:
Rentas bajas. Alquiler sin ninguna obligación.
Rentas medias. Alquiler más inversión/ahorro (nivel básico).
Rentas altas. Alquiler más inversión/ahorro (nivel medio) más responsabilidad social (invertir en proyectos sociales).
Responsabilidad Social
Los proyectos sociales son una forma para que los arrendadores con rentas altas (y los bancos y cajas que reciban las inversiones) “devuelvan” parte de lo que están recibiendo. La idea básica es que ese capital destinado a proyectos sociales, libere al Estado de parte de lo que actualmente le cuesta sufragar esos proyectos.
Por ejemplo puede servir para cubrir parte de lo que se invierte en cooperación al desarrollo, lo que se destina a ONGs, presupuestos relacionados con la Ley de Dependencia, o incluso que sirva para “alimentar” el propio sistema de alquileres (que sirva para costear el gasto de mantener el sistema del parque público de viviendas)
Al final tenemos cuatro elementos: Particulares y familias, Estado, Bancos y Cajas y Entidades sociales. Lo que hace que el sistema de alquileres dinamice la economía desde distintos ángulos y desplace el negocio del mercado inmobiliario (tan protagonista de la crisis) a otros sectores y ámbitos económicos.
¿El plan es complicado? Sí.
¿Supone un esfuerzo? Sí.
¿Puede ser un éxito? Rotundamente sí. Sí, el plan es utópico y difícil, pero es posible. La idea es que el proyecto se haga eco fuera de Internet y abra las mentes de los que tienen poder de decisión para usar la imaginación y encontrar soluciones creativas para afrontar la crisis.
Sólo hay que desarrollarlo. Primero en papel claro, que lo aguanta todo.
Por último quería agradecer la colaboración de mi amigo Federico Campos por sus comentarios y aportaciones. Sin ellas esta idea no habría sido posible.
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Gracias a todos los que se han tomado el tiempo y la molestia de leer este blog :)